Aunque de uso todavía común y extenso, las contraseñas tradicionales han entrado en su fase de extinción. Admito que tomará mucho tiempo en ser sustituidas por otras tecnologías, me permito hacer un simil de su desaparición y/o casi desuso parecido con el rollo fotográfico y su
cuasi sustitución por la fotografía digital.
Con el paso de los años, hemos visto avances en el sentido de asegurar nuestra privacidad en «gadgets» electrónicos y hoy contamos con opciones de mayor confiabilidad para sellar nuestros dispositivos que una simple contraseña; cualquiera que esta sea.
Desde reconocimiento dactilar, pasando por identificación de pupila y hasta de ritmo cardiaco,
donde la biometría es esencial, se imponen los sistemas sofisticados para acceder a nuestros idevices.
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